Seguimos clasificando a los diferentes tipos de falsos que hay por el mundo. Porque los falsos son un poco como los planetas: cada cierto tiempo se descubren nuevos. Hoy voy a desarrollar otras tres especies de falsos pero antes me gustaría hacer hincapié en que no busco ningún tipo de reconocimiento internacional por realizar esta labor de investigación, sencillamente soy un humilde apasionado del mundo trolar tal y como Jacques Costeau lo fue del mundo submarino. Así que sin andarme con más rodeos, cogemos las aletas y la escafandra para sumergirnos de nuevo en las profundidades del majestuoso universo de la falsedad.
El camaleón: es aquel que cuando se pilla por una tía o tío, le copia las aficiones para que piense que tienen un montón de cosas en común. Por ejemplo, un tipo que odiaba a muerte a Janelle Monáe y de repente conoce a una tía que es fan de Janelle Monáe. Entonces el tipo comienza a escuchar Janelle Monáe y misteriosamente descubre que en realidad le encanta Janelle Monáe. Y así poco a poco va cambiando de aficiones, hasta que un buen día te das cuenta de que a ese amigo tuyo al que antes le gustaba el fútbol, jugar al billar, las películas de Sylvester Stallone y escuchar Rage Against The Machine, ahora practica hockey subacuático, le gusta jugar al Twister, adora el cine magrebí y por supuesto, escucha Janelle Monáe. Y todo por una tía.
El falso que-sólo-quiere-lo-mejor-para-ti: es el que siempre te da consejos con las mejores intenciones. Con las mejores intenciones para su propio beneficio, claro. Es una persona que parece emanar sabiduría por los cuatro costados porque siempre sabe las amistades y relaciones que nos convienen. Entre su repertorio de frases habituales nos encontramos algunas como “ya te darás cuentas de que él no es para ti” o “tú eres más inteligente que todo eso” . Luego, cuando ya han manipulado a su antojo a la víctima (normalmente eligen personas sin personalidad) esta acude a llorar sobre su hombro y el ‘falso que-sólo-quiere-lo-mejor para ti’ remata la jugada con un “te lo dije” o “afortunadamente siempre me tendrás a mí”. Durante mi vida me he encontrado con varios de estos falsos y reconozco que he tenido ganas de usar una violencia desmesurada contra ellos. Pero mi tío, que es abogado, me comentó una vez que nunca se sabe si algún día querré presentarme a unas oposiciones para un cargo público, por lo que es necesario que no tenga antecedentes penales según el Boletín Oficial del Estado. De modo que ahora mismo estoy ahorrando para contratar los servicios de un sicario albano-kosovar que se ensucie las manos por mí y así no tener que comprometer mi futuro profesional.
El falso gracioso: mi preferido. Posee unas habilidades trolísticas verdaderamente sobrehumanas, pero rara vez las usa para hacer daño a los demás y al contrario que el ‘falso que-sólo-quiere-lo-mejor-para-ti’, sus víctimas suelen ser personas teóricamente más inteligentes y maduras. Pondré un buen ejemplo de falso gracioso sin citar su nombre, porque de todos modos, muchos de ustedes saben quién es. Se trata de un tipo que una vez completó el curso con cerca de 150 faltas. Pues bien, este pedazo de crack pasaba de ir a clase por la tarde por la sencilla razón de que “consideraba que no era aconsejable pasar tantas horas seguidas en el colegio”. Cuando sonaba el timbre que indicaba la reanudación de las clases después del comedor, él recogía sus cosas y se largaba. La situación era jodidamente cómica: una marea de alumnos caminando hacia las aulas y este señor, con su mochila a la espalda y gesto despreocupado, caminando en el sentido contrario totalmente convencido de que su jornada escolar había terminado por hoy. Cuando los profesores le preguntaban por qué cojones se largaba, él siempre respondía con los ojos llorosos que se le había muerto un familiar. Durante ese año, su abuelo murió 23 veces y le fallecieron 46 tíos, por no hablar de las trolas descojonantes que usaba de vez en cuando, como cuando su primo pequeño se atragantó con un juguete y había tenido que llevarlo al hospital. Todo adornado con unas caras de pena enfermizamente realistas, y a veces hasta lágrimas incluidas. Además, era un maestro falsificando firmas y siendo apenas un crío se aprovechaba de las lagunas legales del sistema educativo para tener derecho a presentarse a los exámenes sin necesidad de pasar por clase. Joder, juro por Jesucristo que nunca vi a un tipo torear a la burocracia con tanto arte. Sin duda alguna, el mejor trolero que he visto en mi vida en todos los sentidos. Monstruoso.
PD: Me encanta Janelle Monáe
El camaleón: es aquel que cuando se pilla por una tía o tío, le copia las aficiones para que piense que tienen un montón de cosas en común. Por ejemplo, un tipo que odiaba a muerte a Janelle Monáe y de repente conoce a una tía que es fan de Janelle Monáe. Entonces el tipo comienza a escuchar Janelle Monáe y misteriosamente descubre que en realidad le encanta Janelle Monáe. Y así poco a poco va cambiando de aficiones, hasta que un buen día te das cuenta de que a ese amigo tuyo al que antes le gustaba el fútbol, jugar al billar, las películas de Sylvester Stallone y escuchar Rage Against The Machine, ahora practica hockey subacuático, le gusta jugar al Twister, adora el cine magrebí y por supuesto, escucha Janelle Monáe. Y todo por una tía.
El falso que-sólo-quiere-lo-mejor-para-ti: es el que siempre te da consejos con las mejores intenciones. Con las mejores intenciones para su propio beneficio, claro. Es una persona que parece emanar sabiduría por los cuatro costados porque siempre sabe las amistades y relaciones que nos convienen. Entre su repertorio de frases habituales nos encontramos algunas como “ya te darás cuentas de que él no es para ti” o “tú eres más inteligente que todo eso” . Luego, cuando ya han manipulado a su antojo a la víctima (normalmente eligen personas sin personalidad) esta acude a llorar sobre su hombro y el ‘falso que-sólo-quiere-lo-mejor para ti’ remata la jugada con un “te lo dije” o “afortunadamente siempre me tendrás a mí”. Durante mi vida me he encontrado con varios de estos falsos y reconozco que he tenido ganas de usar una violencia desmesurada contra ellos. Pero mi tío, que es abogado, me comentó una vez que nunca se sabe si algún día querré presentarme a unas oposiciones para un cargo público, por lo que es necesario que no tenga antecedentes penales según el Boletín Oficial del Estado. De modo que ahora mismo estoy ahorrando para contratar los servicios de un sicario albano-kosovar que se ensucie las manos por mí y así no tener que comprometer mi futuro profesional.
El falso gracioso: mi preferido. Posee unas habilidades trolísticas verdaderamente sobrehumanas, pero rara vez las usa para hacer daño a los demás y al contrario que el ‘falso que-sólo-quiere-lo-mejor-para-ti’, sus víctimas suelen ser personas teóricamente más inteligentes y maduras. Pondré un buen ejemplo de falso gracioso sin citar su nombre, porque de todos modos, muchos de ustedes saben quién es. Se trata de un tipo que una vez completó el curso con cerca de 150 faltas. Pues bien, este pedazo de crack pasaba de ir a clase por la tarde por la sencilla razón de que “consideraba que no era aconsejable pasar tantas horas seguidas en el colegio”. Cuando sonaba el timbre que indicaba la reanudación de las clases después del comedor, él recogía sus cosas y se largaba. La situación era jodidamente cómica: una marea de alumnos caminando hacia las aulas y este señor, con su mochila a la espalda y gesto despreocupado, caminando en el sentido contrario totalmente convencido de que su jornada escolar había terminado por hoy. Cuando los profesores le preguntaban por qué cojones se largaba, él siempre respondía con los ojos llorosos que se le había muerto un familiar. Durante ese año, su abuelo murió 23 veces y le fallecieron 46 tíos, por no hablar de las trolas descojonantes que usaba de vez en cuando, como cuando su primo pequeño se atragantó con un juguete y había tenido que llevarlo al hospital. Todo adornado con unas caras de pena enfermizamente realistas, y a veces hasta lágrimas incluidas. Además, era un maestro falsificando firmas y siendo apenas un crío se aprovechaba de las lagunas legales del sistema educativo para tener derecho a presentarse a los exámenes sin necesidad de pasar por clase. Joder, juro por Jesucristo que nunca vi a un tipo torear a la burocracia con tanto arte. Sin duda alguna, el mejor trolero que he visto en mi vida en todos los sentidos. Monstruoso.
PD: Me encanta Janelle Monáe
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