Hoy me apetece hablar un poco de un concepto personal que tal vez haya usado alguna vez de refilón en alguna conversación con alguno de ustedes. Y lo más probable es que nunca me haya parado a explicarlo con detenimiento porque es una expresión particular que utilizo en mi cabeza para referirme a cierto grupo de personas.
Verán, casi todos habremos escuchado alguna vez la expresión ‘nuevos ricos’ para designar a personas que llevaban una vida poco próspera económicamente y de pronto un día por circunstancias extraordinarias se encuentran conduciendo vehículos de alta gama o con una mansión de cuatro pisos en Marbella. Realmente no son personas que hayan trabajado para conseguir estas cosas, porque no nos engañemos, suele ser gente poco avispada incluso cateta, pero de repente la Virgen les guiña un ojo y pasan de estar explotados como mauritanos a montarse en el jodido dólar, descorchando botellas de champagne y comiendo platos de nombres franceses que valen más que mi choso entero.
Bueno, pues vamos a decir que este es el significado social de la expresión ‘nuevos ricos’. Pero yo he creado una reutilización del concepto que quería compartir con ustedes. En mi mundo personal e intransferible, yo considero ‘nuevos ricos’ a esas personas que siempre fueron feas de cojones y posteriormente la gracia divina les otorgó una cara bonita con la que salir a la calle. Los mecanismos del destino son así de impredecibles. Eran básicamente obesos mórbidos, cuatroojos, tíos que toda su infancia llevaron un parche en el ojo, tías con bocas como buzones, gente desafiando desorbitadamente las proporciones humanas, etc. Pero de pronto un día son acojonantemente hermosos. Y el problema es que nunca lo fueron, entonces no saben llevar con humildad y moderación este curioso cambio genético y van por el mundo creyéndose Tito el Bambino.
Los ‘nuevos ricos’ ganan la lotería y no piensan que usando ese dinero con sensatez pueden ser capaces de llevar una vida acomodada a la par que modesta. El ‘nuevo rico’ quiere inmediatamente una casa de 400.000 hectáreas en Beverly Hills. El ‘nuevo rico’ era un desfigurado facial, probablemente fue motivo de risa o burla por sus compañeros de clase durante su infancia, pero un día se levanta por la mañana con un rasgo físico socialmente valorado y se cree con potestad para mirar por encima del hombro a las demás personas de su entorno.
Hay varias cosas que ‘el nuevo rico’ debe saber: en primer lugar, para mí siempre será un desfigurado facial: no importa que me presentes a tu nueva novia que tiene una 130 de pecho y está como un queso parmesano, lo único que recordaré de ti es el mote peyorativo que tenías en el colegio. Da igual que ahora seas el nuevo conquistador de masas, cuando te salude te preguntaré si recuerdas el día en el que te metí un balonazo en el párpado. En segundo lugar, seguramente habrás oído hablar de la teoría cosmológica según la cual el universo funciona como un puño que se expande progresivamente…para al final volverse a cerrar del todo. Pues aquí lo mismo, el ‘nuevo rico’ tiene un físico que un día explota y emana energía de todos los colores, se le crean galaxias que ni él mismo sabía ni que existían. Pero la naturaleza es retráctil y funciona por ciclos. O lo que es lo mismo, y quiero que esto quede como moraleja de cierre: tarde o temprano el puño vuelve a cerrarse y ves que a pesar de todo vuelves a tener un parche en el ojo.
PD: Copia y pégale esto a un ‘nuevo rico’.
Verán, casi todos habremos escuchado alguna vez la expresión ‘nuevos ricos’ para designar a personas que llevaban una vida poco próspera económicamente y de pronto un día por circunstancias extraordinarias se encuentran conduciendo vehículos de alta gama o con una mansión de cuatro pisos en Marbella. Realmente no son personas que hayan trabajado para conseguir estas cosas, porque no nos engañemos, suele ser gente poco avispada incluso cateta, pero de repente la Virgen les guiña un ojo y pasan de estar explotados como mauritanos a montarse en el jodido dólar, descorchando botellas de champagne y comiendo platos de nombres franceses que valen más que mi choso entero.
Bueno, pues vamos a decir que este es el significado social de la expresión ‘nuevos ricos’. Pero yo he creado una reutilización del concepto que quería compartir con ustedes. En mi mundo personal e intransferible, yo considero ‘nuevos ricos’ a esas personas que siempre fueron feas de cojones y posteriormente la gracia divina les otorgó una cara bonita con la que salir a la calle. Los mecanismos del destino son así de impredecibles. Eran básicamente obesos mórbidos, cuatroojos, tíos que toda su infancia llevaron un parche en el ojo, tías con bocas como buzones, gente desafiando desorbitadamente las proporciones humanas, etc. Pero de pronto un día son acojonantemente hermosos. Y el problema es que nunca lo fueron, entonces no saben llevar con humildad y moderación este curioso cambio genético y van por el mundo creyéndose Tito el Bambino.
Los ‘nuevos ricos’ ganan la lotería y no piensan que usando ese dinero con sensatez pueden ser capaces de llevar una vida acomodada a la par que modesta. El ‘nuevo rico’ quiere inmediatamente una casa de 400.000 hectáreas en Beverly Hills. El ‘nuevo rico’ era un desfigurado facial, probablemente fue motivo de risa o burla por sus compañeros de clase durante su infancia, pero un día se levanta por la mañana con un rasgo físico socialmente valorado y se cree con potestad para mirar por encima del hombro a las demás personas de su entorno.
Hay varias cosas que ‘el nuevo rico’ debe saber: en primer lugar, para mí siempre será un desfigurado facial: no importa que me presentes a tu nueva novia que tiene una 130 de pecho y está como un queso parmesano, lo único que recordaré de ti es el mote peyorativo que tenías en el colegio. Da igual que ahora seas el nuevo conquistador de masas, cuando te salude te preguntaré si recuerdas el día en el que te metí un balonazo en el párpado. En segundo lugar, seguramente habrás oído hablar de la teoría cosmológica según la cual el universo funciona como un puño que se expande progresivamente…para al final volverse a cerrar del todo. Pues aquí lo mismo, el ‘nuevo rico’ tiene un físico que un día explota y emana energía de todos los colores, se le crean galaxias que ni él mismo sabía ni que existían. Pero la naturaleza es retráctil y funciona por ciclos. O lo que es lo mismo, y quiero que esto quede como moraleja de cierre: tarde o temprano el puño vuelve a cerrarse y ves que a pesar de todo vuelves a tener un parche en el ojo.
PD: Copia y pégale esto a un ‘nuevo rico’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario