Ya es hora de que dejemos a un lado esos recatamientos a la hora de admitir que nos encanta gustar a los demás. Que todos somos un poco vanidosos y nos gusta sentirnos apreciados, no sólo por la gente cercana, sino también por aquellos menos determinantes en nuestro entorno, gente no necesariamente insertada en nuestro círculo social pero a la que nos complace arrancarles un aplauso popular, aunque en muchos casos lo máximo que logremos conocer de estas personas sea un avatar de 81x81 píxeles. Pero el caso es que nos encanta gustar y, qué diablos, es mucho más fácil aparentar que somos íntegros y poseemos unos valores encomiables cuando tratamos con las personas de los ángulos más exteriores de nuestro círculo, con las que coincidimos en menos ocasiones, o proyectar una imagen de excelencia cuando solamente tenemos que emular en una comunidad virtual los patrones de conducta que sabemos de antemano que están socialmente bien vistos.
Es por eso que he confeccionado este "Decálogo para gustar". Diez preceptos labrados en mi Sinaí particular y que ahora estoy dispuesto a compartir con ustedes, porque sé lo importante que es sentirse querido, ovacionado y respetado por la gente más insignificante de nuestras vidas. Este Decálogo contiene las diez claves para convertirnos en una persona multitudinariamente admirada, un ejemplo de carisma y simpatía que logrará el cariño masivo, sobre todo el de los que tienen la misma trascendencia en nuestra vida que una mosca verde que entra erráticamente por nuestra ventana, colisiona un par de veces contra el cristal y vuelve a marcharse zumbando en cuanto tiene la oportunidad de salir por otra rendija. No me den las gracias por esto, me considero un mero vehículo de la imbecilidad. Empezamos, (adelante música de dubstep).
1. Sé una persona culta y activamente informada.
Ya no es suficiente con ser una cara bonita para gustar. Estamos en pleno siglo XXI, inundados por la revolución tecnológica y todo ese revoltijo de la Sociedad de la Información, así que ya no tenemos excusa para no estar debidamente documentados. Pues bien, es muy importante que aproveches todos estos medios para que TODO EL MUNDO sepa lo bien informado que estás, que eres una persona actualizada en todos los sentidos y que vean que dentro de esa cabecita hay un alma profusamente cultivada, incluso comprometida en diversos ámbitos sociales. Ya no hace falta aprender y culturizarse para enriquecerse a uno mismo, eso es secundario, deja de ver documentales para saciar tu egocéntrica curiosidad por todo y céntrate en transmitir tu voracidad intelectual hacia los demás. Es recomendable tener en nuestra estantería algún clásico de la literatura o alguna antología de poemas de la Generación del 27, y lo que es aún más importante, fotografiar sus portadas y publicarlas en alguna red social, para que quede constancia ante nuestro círculo de amistades que somos unas personas ilustradas y no cualquier paleto de provincia. Por supuesto, no hace falta que leamos ninguno de estos tostonazos escritos en el Mesozoico, se trata de aparentar sabiduría, que cuando hablen con nosotros tengan la certeza de tratar con alguien versado y, por tanto, nos admiren, que es el objetivo fundamental que se persigue con la elaboración de este Decálogo.
2. Habla mucho de sexo para ganarte la atención popular.
España vivió cerca de 40 años bajo el yugo de una dictadura represora que cohibía un amplio abanico de conductas relacionadas con el deseo sexual. Por fortuna, ya hemos pasado casi las mismas décadas desde la muerte del Caudillo, y ya podemos hablar abiertamente de sexo, proclamar nuestras intimidades, decir que nos encanta que nos metan consoladores del tamaño de bananas ecuatorianas por el culo y presumir de nuestra vigorosidad sexual delante de todos. Y no sólo no hay problema en hacerlo, sino que DEBEMOS hacerlo. Continuamente estamos leyendo datos sobre los beneficios del sexo; un beso libera 400.000 trillones de endorfinas que nos hacen rejuvenecer 45 años, una paja al día ayuda a prevenir el cáncer de tobillo, un bukkake al año revitaliza las células de nuestra piel y mejora nuestro autoestima, etc. El sexo por tanto, el axioma del triunfo social. Una persona que folla poco es un desgraciado, un miserable. Por ello, debemos vocear en todo lo posible que llevamos una vida sexual absolutamente satisfactoria, aunque cada vez que pisemos una letra de nuestro teclado en el buscador de Google nos salgan los nombres de 7 actrices porno distintas debido a las búsquedas reiterativas de material onanista. Si por casualidad estás leyendo esto y eres mujer, mejor todavía. Porque no hay nada que se gane más rápido la aceptación de un hombre que una mujer "sexualmente liberada". Intenta divulgar ante los demás cada uno de los orgasmos que has tenido durante la semana, haz hincapié en lo mojada que están tus bragas y detalla lo bien que te lo pasaste haciéndole una mamada a un amigo en aquel autodesguace abandonado. Y da igual que en realidad agarres los penes como si fueran tacitas de porcelana, lo importante es el carisma tan demoledor que te otorga el hecho de ir por la vida como si fueses una pantera en celo.
3. Conviértete en un "coffee addict".
Cabezas tan privilegiadas como la tuya, la cual siempre está bullendo de ideas y en permanente estado de gracia, necesitan un complemento que sirva de catalizador para esta bendita hiperactividad cerebral. Y qué mejor que una bebida estimulante como el café para completar la silueta de una figura socialmente admirada. Una bebida que siempre se asoció culturamente a pensadores, escritores y académicos, que se reunían generalmente en las terrazas de las ciudades europeas más importantes para intercambiar sus introspecciones con una taza de café caliente de por medio. Hoy en día existen franquicias que han explotado comercialmente la imagen del café, pese a que no estén vendiendo realmente café, sino mejunjes artificiales servidos en unos envases personalizados con nuestro nombre para apelar a nuestro acomplejado sentido de la individualidad, tan de moda en los últimos tiempos. Todo esto presentado con una espesa nube de nata montada por encima, y la guinda la ponemos nosotros mismos si nos sentamos en alguna mesa del establecimiento y hacemos como que leemos algún verso de la antología de poemas de la Generación del 27. Sorbito de café después de cada soneto, por favor.
4. Usa el sarcasmo. Mucho.
Miren las series de televisión más exitosas de los últimos años: Friends, Big Bang Theory, How I Met Your Mother...todas ellas plagadas de diálogos y punch-lines donde el sarcasmo es la principal semilla de la carcajada. Una profesora de Lengua y Literatura me dijo en su día que el sarcasmo era síntoma de inteligencia, cosa que me parece generalmente cierta. El problema es que empiezo a creer que esta profesora le dio clase a todo el mundo, bien porque todo el mundo se cree inteligente, o bien porque el sarcasmo y la ironía se han convertido en una epidemia, hasta tal punto que ya hasta me cuesta sentarme a mantener una conversación con alguien sin que me suelte en algún momento una puñetera figura retórica infectada de frivolidad. Pero estoy divagando...lo esencial de este párrafo es que, efectivamente, el sarcasmo es sinónimo de inteligencia, así que úsalo hasta que se descerrajen las putas ondas mecánicas del sonido y se materialicen las carcajadas enlatadas de Big Bang Theory en la curvatura del espacio-tiempo.
5. Muestra a todos tu lado más humano y solidario.
Manifiesta efusivamente tu solidaridad con cualquier tipo de minoría, colectivos marginales, seres en riesgo de exclusión social, lucha por los derechos de la mujer pigmea y aboga por la conservación del ecosistema del bogavante canadiense. Pero todo esto QUE SE VEA BIEN, sino no vale de nada. Asegúrate de compartir toda esta información en tu muro de Facebook, reparte los "Me gusta" oportunos, sobre todo en las campañas para salvar a Boubacar, el niño gabonés enfermo de arteriosclerosis aórtica. Lo bueno es que puedes llevar a cabo la campaña de concienciación evagelizando con tu activismo a todo el círculo de amistades desde tu sillón de mimbre, porque una vez más la comodidad y el confort de los avances tecnológicos están al servicio de nuestro disfraz de guays. Eso sí, no olvides que los negros de mierda que saltan la valla de Melilla vienen a quitarnos el trabajo y a agujerear las cuentas de nuestra sanidad pública, los putos rumanos sólo vienen aquí a robar, no dejes de hacer chistes de maricones y hacedle el vacío al lamehuevos de la oficina que se queda trabajando hasta las 6 de la tarde para terminar los informes del jefe. De vez en cuando puedes soltar alguna frase conmovedora como "yo es que odio la hipocresía" o "no soporto las injusticias", eso nos otorgará transparencia al mismo tiempo que aseguramos la solidez de nuestros valores, porque todo el mundo sabe que la tónica habitual de las personas es amar la hipocresía y apoyar las injusticias, pero tú estás trayendo un nuevo concepto de integridad, innovando con ideas que Gandhi ni siquiera había olfateado en los años 30, eres el Martin Luther King del siglo XXI, un verdadero pastor al servicio de la honradez que debe guiar a los demás con el bastón de su disciplina moral.
6. Déjate barba.
Como sugerí en el primer punto de este Decálogo, ya no es suficiente con ser una cara bonita para gustar, pero no por ello quiero decir que el aspecto físico deba quedar relegado. Además de tener un influjo importante sobre nuestra autoestima, la apariencia exterior también es un complemento fundamental que puede hacer prosperar muchas relaciones interpersonales. Lo cierto es que no todo el mundo nace con un físico privilegiado, pero si eres un tío te daré un consejo que puede ayudarte a ganar puntos de seducción aunque seas más feo que el aborto de un murciélago: déjate barba. Infinidad de estudios de las más prestigiosas universidades constatan que el hombre con barba es percibido como más maduro y masculino que el varón lampiño, amén de las atribuciones históricas de sabiduría y status que siempre se han dado al vello facial . Lo bueno de la barba es que aunque tu cara sea estéticamente desastrosa, puedes ocultar tus rasgos deformes tras el vello facial abundante, y si eres medianamente atractivo, también es un síntoma de inteligencia muy armonizable con la imagen de erudición que estamos queriendo transmitir en el cómputo general de este Decálogo. No importa cómo te salga la barba, si hace falta puedes incluso pegarte pelos de tu región genital en la cara, añadir el de tus axilas o incluso utilizar algunos mechones de las patas de tu cocker spaniel para completar el collage. En caso de que seas una mujer, puedes obviar este apartado del Decálogo...por ahora. Pero quiero hacer hincapié en recordar que la ganadora de Eurovisión 2014 lució una barba tupida y bien cuidada. Y su victoria en el Festival fue incontestable.
7. Catalógate dentro de algún tipo de trastorno mental, el que sea.
La apreciación social sobre el paradigma de la locura ha cambiado radicalmente en los últimos años. Estar loco ya no es ningún tema por el que ruborizarse, ya no es cosa de enfermos o inadaptados. De hecho, ahora mismo estar loco es una costumbre de actualidad, y si introducimos en nuestro buscador la palabra "locura" con el propósito de indagar un poco sobre su definición, no tardarán en aparecernos proverbios y frases que aseguran que "no hay hombre extraordinario sin su punto de locura" o que el exitoso novelista Julio Verne era tachado de loco dentro de su propio círculo literario. Como podemos apreciar, la demencia es un asunto de genios y visionarios, nada de autistas columpiándose en la soledad de sus habitáculos acolchados ni personajes marginales ingresados en sanatorios: la locura es patrimonio de eminencias que se atrevieron a romper las normas de lo establecido. La gente lista lo sabe, y eso explicaría la reciente oleada de patologías psiquiátricas que repentinamente padece más de la mitad de la población mundial: bipolaridad, histrionismo, obsesividad compulsiva, borderlines, etc. Por supuesto, todos estos trastornos, los cuales nos diagnosticamos nosotros mismos, debemos detallarlos en la biografía de nuestra red social correspondiente, para que todo el mundo pueda distinguir con claridad el orgullo que supone ser portador de una enfermedad mental severa. No hace falta que ningún especialista identifique nuestro trastorno, basta con pasar un breve episodio amoroso-depresivo para proclamarnos mártires de algún dramático desorden de la personalidad, o justificar nuestra bipolaridad argumentando que ahora nos apetece un helado de cookies and cream cuando hace cinco minutos queríamos uno de stracciatella. Lo que sea, pero lleva el rótulo de la locura bien visible en alguna parte.
8. Repite insistentemente que eres AUTODIDACTA.
Con la misma serenidad con la que alabamos la locura de Julio Verne podemos ningunear también la falsa modestia de Sócrates y su famosa frase de "sólo sé que no sé nada". ¿Qué es eso de no saber nada? Tú lo sabes todo. Y lo sabes todo porque eres "AUTODIDACTA". Eres una persona que acumula una ingente cantidad de conocimientos, lo que pasa es que aún no han sido debidamente canalizados porque no has tenido la oportunidad de ejercitar tu gigantesca intuición empírica. Eres un "AUTODIDACTA". No eres capaz de construir un cohete espacial sencillamente porque no te han dado los planos y necesitas actualizarte un poco con las novedades del programa espacial europeo. No obstante, si te dejan en un sótano con las herramientas adecuadas y te repasas un poco las leyes de Newton, tú mismo serías capaz de diseñar sin despeinarte un aparato que rivalizaría con los mismísimos transbordadores espaciales de la NASA. Porque eres un "AUTODIDACTA", un ingeniero en ciernes con el don del aprendizaje autónomo. Eres "AUTODIDACTA", y repetirlo incansablemente te hará ganar el respeto de los demás, que se sentirán abrumados por el vértigo que supone estar junto a una persona capaz de desarrollar un reactor de fusión termonuclear a partir de una chincheta.
9. Apréndete de carrerilla frases de sublevación contra el sistema.
Corre, ensáyate bien estas frases: "la Navidad es una festividad religiosa repleta de hipocresía, consumismo y falsos valores que no me representan en absoluto", "San Valentín es otro invento de El Corte Inglés, el verdadero amor se demuestra durante todo el año" o "yo no voy a votar porque estaría siendo cómplice de un sistema electoral corrupto que favorece a las castas políticas del bipartidismo". Todas frases impactantes y lapidarias deben ser santo y seña de toda persona que presuma de atesorar un cierto grado de reaccionarismo, cualidad indispensable para ser socialmente bien aceptado en el mundo que nos ha tocado vivir. Pero tranquilo, lo bueno que tiene este tipo de rebeldía es que no implica tener que luchar por nada en particular, con la ventaja adicional de que nos presupone abastecidos de criterio propio, inconformismo y hasta una cierta connotación de filantropía. Eso sí, hay que tener un poco de cuidado y utilizar estos discursos en la época del año adecuada, pues si empleamos la frase de San Valentín el Día de Acción de Gracias o reprendemos la Navidad en Halloween, podemos ser percibidos con incoherencia e incluso quedar reñidos con una parte del primer principio puntualizado en este Decálogo, según el cual debemos estar siempre actualizados de información y emitir nuestros juicios en el momento oportuno.
10. Convéncete de que eres único e irrepetible.
Piensa en tu vida como un cómic apasionante en el cual tú eres el protagonista y nos tienes a todos en vilo con tus intrépidas peripecias. Tienes personalidad y lo sabes. Mejor aún: tienes personalidad y LO SABEN. Por eso es necesario que les bombardees con 45.000 trillones de selfies diarios, les cuentes absolutamente todas tus anécdotas por muy insustanciales que puedan parecer en principio (no olvides que lo que las hace divertidas es tu encanto particular, no la anécdota en sí), utilices todos los medios a tu alcance que permitan acentuar tu exclusiva personalidad (Instragram, Twitter, blogs, etc.) y SOBRE TODO adquieras cafés, batidos o lo que sea con tu nombre escrito con rotulador en el recipiente. Ponte una camiseta con la célebre frase de Kurt Cobain "Se ríen de mí porque soy diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales" y verás como realmente consigues desmarcarte de los otros 98.000 septillones de personas que piensan lo mismo y tienen esa cita bordada hasta en el edredón de su cama. Tienes un carisma arrollador, todos quieren ser tú, robar tu ingenio y copiar ese refinado sentido del humor con toques de mordacidad y frases cortantes que exhibes diariamente en las redes sociales. Pero la diferencia es que "SÓLO TÚ" has sido bendecido con este magnetismo para gustar, y esta es la última clave que decantará el triunfo a tu favor en el codiciado afán por embolsarte el cariño colectivo. El carisma es el ingrediente que consolidará de manera decisiva todos los puntos anteriores del Decálogo, porque sin carisma todo lo demás se disolverá como los grumos del Nesquik en un insondable vaso de leche fría. El carisma es la línea maestra de la telaraña donde engancharemos a las presas que alimentarán nuestro famélico ego, ávido por engullir la devoción y el halago del mayor número de individuos posible con el fin de sentirnos mejor con nosotros mismos. Y no dudes ni por un segundo de que te sobra carisma. Y si no lo tienes lo aprendes, ya que eres "AUTODIDACTA".
Ya conoces los diez puntos básicos que te ayudarán a ganar el elogio ajeno. Diez magníficos consejos que, de aplicarlos a rajatabla te garantizarán el afecto universal y serán valiosos cómplices de tu inevitable triunfo mediático. Estás tardando en cerrar esta página y comenzar a ponerlos en práctica ahora mismo, pero antes de que lo hagas, no olvides que la información es poder, y que revelar este Decálogo a alguien puede suponer que demasiada gente tenga conocimientos de cómo ser tan extraordinario, el planeta se colapse por la circulación intensiva de tantas personas carismáticas y nos convirtamos sin querer en una carcajada enlatada de Big Bang Theory, que entra erráticamente por la ventana, colisiona un par de veces contra el cristal y alguien le acaba soplando un estampido con el paño de la cocina que acaba por desparramarle las vísceras por toda la curvatura del espacio-tiempo.
Otro articulazo, para no variar. Debo admitir que era otra mosca verde. O al menos ya no lo soy tanto.
ResponderEliminarYo también haría una mención especial para los creyentes del karma, filosofías de Coelho, frases de Bob Marley y demás mierda. Ojo que no es ninguna tontería, hay especialistas que afirman que el Coaching (que ha surgido de esos cuentos) es una herramienta para ayudarnos a digerir los despidos sin que tengamos ni ganas de quejarnos, "pobre jefe, me ha despedido porque ya no gana tanto...". Así que cuidado que podemos estar ante una "religión" moderna: Ciega, reconforta con sentimientos y tiene libros que la defienden. Pero estoy divagando, ese no es el tema. A la hora de la verdad estos seres "cósmicos" se pasan por el forro de los cojones la energía del universo y hacen gala de tal hijoputismo que no son capaces ni de dejar una cartera en el autobús donde la encuentran.
Otro que busca el aprobado ajeno: El típico "amigo de sus amigos" que con 5 minutos de charla le basta para saber que es majo y le cae mejor que el pan con chocolate. ¡Muy poco se tiene que lavar alguien para que en cinco minutos te caiga mal!
Igual que el típico amigo que intenta colarte que solo habla con tías buenas casualmente cuando no sales con él, que acaba siendo el mismo que se apunta a mariconadas tipo kizomba con castañuelas porque no se come una rosca, que acaba coincidiendo, fíjate tú, con el que bebe cerveza y le gusta LMFAO por puro convencionalismo social. Machetazo en la cara.
Me ha encantado, te lo digo en serio, si tengo la suerte de currar en lo que me apasiona y pongo una editorial, prestaré mucha atención en este decalogazo a la hora de la promoción por redes sociales. El detalle de los vasos con nuestro nombre es muy ilustrativo de la mierda de sociedad que somos, en colectivo e individualmente, muy acertado ese ejemplo.
Personalmente los que más pánico me dan son los del 9. Ahora todo el mundo es republicano y de Podemos. Pero por la mañana a ver a Tony y Oriana compitiendo a ver quién tiene el mayor retraso después de sellar el paro. Hay que joderse.
¿Generación más formada? Una mierda, somos la que más información tiene y la que menos sabe utilizarla.