5 oct 2011

Les daré un humilde consejo

Ya sé que no soy nadie para dar consejos, y en general detesto que me los den a mí, pero como esto es mi blog personal puedo escribir lo que me salga de la huevada y punto. Hagan lo que hagan, les advierto que el consejo de hoy podría resultar valiosísimo para sus vidas.

Mi consejo es el siguiente: cuando alguien te diga que es una buena persona, arréale una patada en la canilla y corre.

Sí, porque esa gente a la que se le llena la boca hablando de lo buenos que son, y que los demás se aprovechan de su generosidad y todas esas patrañas, son los mayores farsantes que te vas a encontrar en la vida. Y es que cuando alguien necesita hacer hincapié en ciertas particularidades de sí mismo, es porque en realidad es justo lo contrario. Es como aquel que va a hacer un examen y nos tiene que informar a todos de que no estudió nada, pero luego va y saca un 10. Luego ve la nota y pone cara de sorprendido diciendo “ay, pero si no estudié nada, si no estudié nada, jejeje”.

Pues con esto es igual. La personas que afirman hasta la saciedad tener una bondad interior inmensa están más podridas que el alma de Sauron. Están tan jodidamente muertos por dentro que si se pasaran una placa de rayos X por el tórax, se revelaría que tienen un nido de gorgojos viviendo en el corazón.

Esta gente no es trigo limpio por dos razones:
1) Mienten
2) Te toman por gilipollas

La persona que es intrínsecamente benévola, no necesita ensalzar sus actos como si fuese una jodida ONG que lucha contra las minas antipersonales en Camboya. La persona benévola es la persona honesta, la que reúne una serie de valores éticos y un compromiso humano con los demás, que se demuestra mediante hechos.

Una persona puede presumir de ser benévola, decir que va por la calle esparciendo amor hacia los demás, que los jilgueros siempre revolotean a su alrededor debido a la incalculable bondad que va irradiando, etc. Lo cierto es que durante un tiempo se puede simular ser una persona maravillosa, pero si al final esa bondad, o como coño quieran llamarlo, no se fundamenta mediante hechos y acciones, toda esa palabrería termina siendo una puta mierda construida con palabras romanticistas que valen menos que un euro de cartón. A fin de cuentas, da igual lo que salga de las miserables bocas de las personas si luego esas palabras no van acompañadas de hechos que las respalden.

Insisto, eviten a este tipo de canallas cuanto antes. Por suerte, se pueden reconocer con facilidad, ya que tienen una serie de frases ridículas entre las que destaco “soy demasiado bueno y por eso se han aprovechado siempre de mí” o “soy feliz con tan sólo poner una sonrisa en la boca de los demás”. Vaya mierda, ¿eh? Si es que pongo esas frases por escrito y me descojono.

Así que tomen nota, cuando alguien les venga con estas memeces enternecedoras para dar pena, contéstenle con una buena patada en la canilla y aléjense de él cagando leches.

Eso es todo, que tengan un buen día.

PD: No, yo no soy buena persona. Miren las maldades que escribo.

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